El tratamiento de determinadas enfermedades alérgicas (rinoconjuntivitis, asma bronquial y reacciones graves por picaduras de abejas y avispas) se basa en la educación del paciente y su entorno, el uso de los medicamentos apropiados a cada situación, y medidas dirigidas a impedir el contacto del sistema inmunitario del paciente con el agente causal o alérgeno.
¿Qué es la vacunación antialérgica?
El tratamiento de determinadas enfermedades alérgicas (rinitis, conjuntivitis, asma bronquial y reacciones graves por picaduras de abejas y avispas) se basa en la educación del paciente y su entorno, el uso de los medicamentos apropiados a cada situación, y medidas dirigidas a impedir el contacto del sistema inmunitario del paciente con el agente causal o alérgeno. En este último grupo, podemos contar con las medidas de evitación o desalergenización, y con las vacunas de alérgenos o inmunoterapia específica con alérgenos.
Las “vacunas para la alergia” o inmunoterapia específica constituyen una forma de tratamiento para enfermedades alérgicas, que tiene como objetivo disminuir la hipersensibilidad a las sustancias que las provocan. El procedimiento consiste, en lo básico, en administrar repetidamente los alérgenos, hasta conseguir que sean tolerados. Las vacunas para el tratamiento de la alergia pueden producir alivio o curación de los síntomas, de forma perdurable, después de terminar el tratamiento.
¿Qué beneficios produce?
Desde un punto de vista práctico, con la vacuna antialérgica se desarrolla una tolerancia a los alérgenos administrados, lo que se traduce en una disminución o desaparición de los síntomas que el paciente padece cuando se enfrenta a ellos de manera natural. La mejoría progresiva de los síntomas de la enfermedad (estornudos, lagrimeo, silbidos en el pecho o asfixia) conlleva una menor necesidad de los medicamentos indicados para su alivio o control (antihistamínicos, colirios, broncodilatadores, etc.).
A veces, la mejoría es muy evidente, como ponen de manifiesto los procedimientos de exposición controlada al alérgeno realizado por los alergólogos. Por ejemplo, un alérgico al gato o perro, tan sólo meses después de iniciar la vacunación, podrá tener contacto con su mascota, presentando disminución en los síntomas, con lo que se mejora, por tanto, su calidad de vida.
Se ha demostrado, con suficiente grado de certeza, que cuando se realiza una vacunación de forma adecuada a un paciente bien seleccionado, se inducen cambios en los síntomas actuales, en los subyacentes; y que sirve de prevención en el potencial desarrollo de la enfermedad.
¿Quién se puede vacunar y quién no?
La vacunación antialérgica se efectúa siempre en personas que han sido diagnosticadas de una enfermedad alérgica. Esto es, personas con unos síntomas característicos (rinitis, conjuntivitis, asma), producidos inequívocamente por un alérgeno identificado (prueba cutánea de alergia o prick test).
Las vacunas alergénicas están indicadas para el tratamiento de diversos tipos de alergia. Aunque la existencia de una enfermedad alérgica demostrada es una condición necesaria para la vacunación, no es suficiente. Es importante que la enfermedad de que se trate sea recuperable, esto es, que no se encuentre en un grado tan avanzado que el daño producido sea irreversible. En el caso del asma bronquial, se sabe que evoluciona progresivamente hasta un punto en que las modificaciones de las paredes de los bronquios se hacen permanentes. En esta fase, la vacunación o inmunoterapia es inútil. Por este motivo resulta esencial abordar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad alérgica en los estados iniciales.
Efectos inducidos por la inmunoterapia alergénica
Desaparición o marcada atenuación de los síntomas alérgicos.
Control de la aparición de asma bronquial en niños con rinitis alérgica, control de la aparición de nuevas alergias.
Respuesta a corto plazo (menos síntomas, menos necesidad de medicamentos paliativos).
Respuesta a largo plazo (persistencia del beneficio durante varios años tras su finalización; en algunos casos de por vida).
¿Existen muchas vacunas diferentes?
La disponibilidad de un producto farmacéutico de calidad, avalado para su uso clínico, es uno de los criterios importantes que definen la posibilidad de vacunar a un paciente. Merece la pena destacar que hay vacunas garantizadas, utilizadas en todo el mundo, y que están fabricadas en España (como INMUNOTEK), Argentina (DIATER), para disminuir la alergia contra el polen de olivo, gramíneas, eucalipto, ciprés; Alternaria (un hongo que crece en ambientes de vegetación); ácaros del polvo doméstico (las especies Dermatophagoides y de Blomia dentro de las más frecuentes) y ácaros de depósito o almacén. Respondiendo la pregunta, en realidad existen muy pocas. Hay muchas variantes de cada una de ellas, pero todas se reducen a ácaros, ciertos pólenes, epitelio de animales (perro, gato), algún hongo, el veneno de insectos y poco más. La razón es muy simple: las vacunas alergénicas, como todos los medicamentos, necesitan unas garantías sanitarias que no se pueden improvisar.
Tabla 2. Principales componentes de las distintas vacunas alergénicas de calidad disponibles en el mercado farmacéutico
Ácaros |
Dermatophagoides pteronyssinus |
|
Hongos |
Alternaria alternata |
|
Pólenes |
Gramíneas |
Olivo |
Animales |
Perro |
Gato |
¿Es posible vacunar frente a muchas cosas a la vez?
Sí, es posible, pero es poco práctico. Cuando un paciente es alérgico a varios alérgenos, cabrían dos opciones: aplicarle muchas vacunas diferentes, o una única vacuna con muchos componentes en ella.
Un gran número de vacunas, en una terapia de varios años, resultaría un tratamiento difícil de seguir, complicado, caro y arriesgado.
Por el contrario, incluir en una única vacuna diversos componentes podría hacer que éstos fuesen incompatibles desde un punto de vista bioquímico (por ejemplo, un hongo destruiría un polen si ambos estuvieran en el mismo vial); y en cualquier caso, para alcanzar una dosis eficaz de cada componente, podría resultar poco seguro. Por otra parte, si se bajara la dosis de cada componente para obtener una dosis global exenta de riesgos, disminuiría la eficacia del tratamiento.
Sin embargo, aquellos pacientes que sean alérgicos a varias cosas diferentes pueden ser vacunados frente a una sola, si se demuestra que es el alérgeno responsable de la enfermedad, o si algún otro alérgeno responsable puede ser eliminado.
¿Es lo mismo la vacuna inyectada que la vacuna sublingual?
El tratamiento de inmunoterapia puede durar de 3 a 5 años, el tiempo necesario para que el sistema inmunológico se vuelva tolerante al alérgeno que se le va aplicando mes a mes. Tanto las subcutáneas (inyectables) como las sublinguales (gotas, aerosoles y tabletas) son vacunas antialérgicas y pueden proceder de los mismos materiales de origen. Sin embargo, no son superponibles o equivalentes ni actúan de la misma manera.
Las vacunas subcutáneas son las más utilizadas y las preferidas por los alergólogos por varias razones: siempre las administra un profesional sanitario (médico o enfermero), lo que facilita la prevención y el control de posibles efectos adversos; su eficacia es amplia y bien documentada, y se consigue un alto grado de cumplimiento por parte del paciente porque se administran una vez al mes.
Algunos pacientes prefieren las vacunas sublinguales por evitar las inyecciones y permitirse su administración domiciliaria, sin tener que acudir a un centro médico. Aun así, la tasa de cumplimiento es mucho más baja, al ser la pauta más incómoda (tomas diarias o en días alternos), con lo que los abandonos del tratamiento se producen con mayor frecuencia.